Macarrones con carne picada de la abuela (al horno)

Después de una mañana de trabajo en el huerto del pueblo, nada me reconfortaba más que llegar a casa y encontrar que mi abuela había preparado macarrones con carne picada y tomate. Era el plato perfecto para recargar energías, con su sabor rico y hogareño.

Mi abuela siempre añadía una pizca de azúcar al tomate para suavizar la acidez y realzar los sabores, un truco sencillo que convertía una comida cotidiana en algo especial.

Cómo hacer macarrones con carne picada

Preparamos los macarrones: Comenzamos colocando una olla grande con suficiente agua y una pizca de sal al fuego. Una vez que el agua comience a hervir, añadimos los macarrones y los cocemos siguiendo las instrucciones del paquete, pero asegurándonos de que queden al dente, ya que continuarán su cocción en el horno más adelante. Picamos finamente la cebolla y los dientes de ajo.
Hacemos el sofrito: Mientras se cocinan los macarrones, ponemos a calentar un chorrito de aceite de oliva en una sartén grande. Agregamos la cebolla y el ajo finamente picados y los freímos a fuego medio hasta que se doren.
Cocinamos la carne: Incorporamos la carne picada a la sartén con el sofrito de cebolla y ajo, subimos un poco el fuego y cocinamos hasta que la carne esté bien dorada y suelte sus jugos, lo cual es crucial para que nuestra salsa tenga una base de sabor rica y concentrada.
Añadimos el tomate y las hierbas: A continuación, vertemos el tomate triturado sobre la carne, junto con las hierbas como orégano y albahaca fresca, lo cual aportará un aroma delicioso. Salpimentamos al gusto y dejamos que la salsa cocine a fuego lento, removiendo ocasionalmente, para que los sabores se mezclen bien.
Mezclamos la pasta y la salsa: Una vez que los macarrones estén cocidos, los escurrimos y los añadimos directamente a la sartén con la salsa. Removemos bien para asegurarnos de que todos los macarrones queden bien cubiertos con la salsa.
Preparamos para gratinar: Trasladamos la mezcla de macarrones con carne a una fuente para horno y esparcimos una generosa cantidad de queso rallado por encima. El queso creará una capa gratinada deliciosa.
Horneamos los macarrones: Precalentamos el horno a 180°C y colocamos la fuente en el horno. Dejamos que se cocine hasta que el queso se haya derretido y esté ligeramente dorado, lo que tomará aproximadamente 15 minutos.
Servimos: Una vez gratinados los macarrones, los sacamos del horno y los dejamos reposar unos minutos antes de servir. Esto no solo ayuda a que se asienten los sabores, sino que también hace que sea más fácil servirlos sin que se desmoronen.